Nada fue de regalo. A las demandas de los vecinos, los presupuestos participativos, siempre insuficientes para las grandes transformaciones pero buenos indicadores de la voluntad popular, hay que agregarle la fuerza de las políticas públicas en favor de los que menos tienen. También la energía de hombres y mujeres comprometidos con ellas. Se puede seguir transformando Montevideo y tenemos cinco años más para continuar avanzando.