Estuvimos en la biblioteca del Liceo Nro.55 para conversar de Guidaí en un duelo a muerte, mi última novela. Me llevé una grata sorpresa. Ahí raro es el que no lee. Me fui de ahí pensando ¡qué responsabilidad la nuestra! Crear un mundo para ellos y con ellos. En el que su edad no sea una variable de cálculo para las próximas elecciones. En el que no sean sospechosos de nada. En el que simplemente puedan construir el tiempo que les toque vivir. Y lo nuestro sea, y es, garantizar su derecho a ser felices.

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